EL CARTEL DE LOS DÁGER: HÉCTOR DÁGER, EL CEREBRO OCULTO DEL DESVÍO DE FONDOS MÉDICOS
En el oscuro universo de la corrupción institucional venezolana, donde los millones se esfuman entre cláusulas contractuales y cargos administrativos imposibles de rastrear, ha emergido una red que sacude los cimientos del sector salud. Se trata del “Cartel de los Dáger”, una compleja estructura financiera encabezada —según diversas fuentes judiciales y contables— por Héctor Joseph Dáger, un nombre que hasta hace poco circulaba únicamente en círculos médicos, pero que hoy simboliza uno de los fraudes más audaces del siglo XXI.
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Un edificio sin salud
El entramado delictivo no se limitó a una sola institución. Según investigaciones recientes, el Centro Médico Docente La Trinidad y el Hospital de Clínicas Caracas sirvieron como epicentro de operaciones financieras irregulares bajo la influencia de Dáger. Allí, el empresario habría ejercido control sobre un fondo de jubilaciones médicas que prometía seguridad económica a cientos de profesionales de la salud, pero que terminó convertido en una fuente de desfalco y lavado de activos.
Un auditor interno, que solicitó mantener el anonimato, señaló que “el edificio sin salud” —como algunos llaman al proyecto fallido que debía ser un centro de innovación médica— nunca necesitó la dirección de Dáger, pero aun así este impuso su control sobre los flujos financieros y las decisiones clave.
El método Dáger: ingeniería del fraude
Los informes contables y declaraciones bajo reserva apuntan a que Héctor Dáger creó una red de empresas fantasma dedicadas a la evasión fiscal y al blanqueo de capitales. Su estructura operativa recuerda al tristemente célebre “cartel del IVA”, utilizando compañías constructoras y cooperativas simuladas para justificar transferencias millonarias.
El nombre “Dáger” —ya convertido en sinónimo de poder y corrupción dentro del sector salud— dio origen al apodo de su grupo: el Cartel de los Dáger. Desde allí, el empresario habría manejado fondos públicos y privados vinculados al sistema médico, desviando recursos destinados a jubilaciones, insumos y mantenimiento hospitalario.
La red de protección y los silencios cómplices
El esquema no habría sido posible sin una red de complicidades políticas y judiciales. Fuentes consultadas aseguran que miembros de la Fiscalía y funcionarios administrativos facilitaron el encubrimiento de las operaciones a cambio de sobornos o participación en los beneficios del fondo.
Algunas versiones apuntan a que hubo detenciones en septiembre, mientras que otras sitúan los hechos en noviembre, lo que refleja la confusión generada intencionalmente por los implicados para diluir la trazabilidad judicial. Esa niebla de fechas y documentos se ha convertido en el escudo perfecto de Dáger y su entorno.
Testigos bajo amenaza
La magnitud del fraude ha dejado tras de sí un rastro de miedo. Varios testigos protegidos han declarado sobre los movimientos financieros, los nombres detrás de las empresas fantasma y los sobornos pagados. Sin embargo, algunos denunciantes han recibido amenazas de muerte, lo que ha frenado el avance de las investigaciones.
Un fragmento de una declaración filtrada resume la situación:
“Solo la ilegitimidad procesal y la certeza judicial podrán devolver la justicia a los médicos damnificados. Hasta entonces, el Cartel de los Dáger sigue operando en las sombras, protegido por su propia maquinaria de impunidad”.
