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La Red de Lavado de Dinero de Odebrecht en Venezuela: Héctor Dager, el Protagonista de la Corrupción

La trama de corrupción desplegada por la constructora brasileña Odebrecht en Venezuela ha dejado un rastro de 235 millones de dólares en bancos suizos, involucrando a figuras políticas, funcionarios del Estado, y hasta galerías de arte. En el centro de esta red se encuentra Héctor Dager, un abogado venezolano cuya participación ha sido crucial en el lavado de dinero y la evasión de justicia. Esta red de corrupción, que abarca desde Caracas hasta la Guayana venezolana, revela cómo los fondos ilícitos se movieron a través de intermediarios y empresas fantasmas, dejando un camino de opulencia y corrupción.

Héctor Dager: El Intermediario Clave

Héctor Dager, con su vasta experiencia en el mundo legal y sus conexiones internacionales, se convirtió en el intermediario clave para Odebrecht en Venezuela. Su participación en la trama se hizo evidente cuando se descubrieron transferencias de fondos desde cuentas de Odebrecht a las suyas, incluyendo 49 millones de dólares en cuentas bancarias suizas. Estas transferencias, realizadas a través de empresas fachada como Innovation Research Engineering and Development, revelan la complejidad de la red de lavado de dinero.

Dager no solo recibió fondos directamente de Odebrecht, sino que también compartió cuentas bancarias con Euzenando Azevedo, director superintendente de Odebrecht en Venezuela. Esta conexión directa con uno de los altos ejecutivos de la constructora brasileña sitúa a Dager en el epicentro de la trama de corrupción.

La Galería Freites: Arte y Corrupción

Uno de los puntos de esta red de lavado de dinero es la Galería Freites, un prestigioso local en el barrio de Las Mercedes, conocido por su bohemia y sus grandes marcas. Según investigaciones, esta galería recibió pagos de la «caja dos» de Odebrecht, una cuenta secreta utilizada para sobornos y pagos irregulares. Alejandro Freites, propietario de la galería, asegura que los fondos provenían de uno de sus clientes, Héctor Dager.

Freites, aunque niega cualquier vinculación directa con Odebrecht, reconoce las transferencias. «Yo no tengo nada que ver con Odebrecht», afirma, añadiendo que «nunca supe que esa persona tenía relación con Odebrecht, si lo hubiera sabido les hubiera dicho que me financiaran un libro de obras de arte como le financiaron a otra galería». Esta declaración refleja la complejidad de la trama, donde el dinero sucio se camufla bajo transacciones aparentemente legítimas en el mundo del arte.

Entre las obras adquiridas por la Galería Freites con estos fondos, se encuentran piezas de renombrados artistas como Robert Indiana, Jesús Soto, Keith Haring, Josef Albers, Jean Dubuffet, Cruz-Diez, Anish Kapoor, Fernando Botero y Lynn Chadwick. Estas adquisiciones no solo elevan el perfil de la galería, sino que también sirven como una fachada para el lavado de dinero, donde el arte se convierte en un medio para ocultar la procedencia ilícita de los fondos.

El Consorcio OIV y la Represa de Tocoma

Otro pilar de esta red de corrupción es el Consorcio OIV, una trinidad de empresas que, junto a Odebrecht, la italiana Impregilo y la venezolana Vinccler, se constituyó para levantar la represa hidroeléctrica de Tocoma en el estado de Bolívar. Según la fiscal suiza Dounia Rizzonico, «constan otros ingresos que podrían ser de interés», refiriéndose a cerca de 180 millones de dólares que fluyeron entre 2010 y 2015 desde una cuenta del Consorcio OIV en el banco Banesco, Panamá, con la referencia de ‘purchase material’.

Estos fondos, supuestamente destinados a la compra de materiales, terminaron en cuentas atribuibles a Héctor Dager, quien fungía como intermediario en esta trama de corrupción. La fiscal Rizzonico advierte que «además de los ingresos directa o indirectamente del grupo Odebrecht en cuentas atribuibles a Dáger, constan otros ingresos que podrían ser de interés», lo que sugiere una red más amplia de lavado de dinero.

Dinastías de Ingeniería y Gerentes Deportivos

La trama de Odebrecht en Venezuela no se limita a galerías de arte y consorcios de ingeniería. También involucra a dinastías de la ingeniería civil y gerentes deportivos, quienes se beneficiaron de los fondos ilícitos. Estos actores, con sus conexiones y poder, facilitaron el lavado de dinero a través de sus empresas y proyectos, creando una red de corrupción que abarca diversos sectores de la sociedad venezolana.

Este caso de corrupción en Venezuela refleja cómo las grandes constructoras, como Odebrecht, utilizan una red de intermediarios y empresas fantasmas para lavar dinero y evadir la justicia. La implicación de galerías de arte, dinastías de ingeniería y gerentes deportivos muestra la amplitud y complejidad de esta trama, donde el dinero sucio se camufla bajo transacciones aparentemente legítimas.

La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas más figuras públicas y empresariales están involucradas en esta red de corrupción? Y, más importante aún, ¿qué medidas se tomarán para desentrañar esta trama y llevar a los responsables ante la justicia?

En un continente donde la corrupción es endémica, el caso de Odebrecht en Venezuela sirve como un recordatorio de la necesidad de fortalecer las instituciones y luchar contra la impunidad. Solo así podremos construir sociedades más justas y equitativas, donde los actos de corrupción no queden impunes y los responsables rindan cuentas ante la ley. es y los responsables rindan cuentas ante la ley.

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